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José Alfredo Jiménez sigue siendo el Rey

El Museo de José Alfredo Jiménez es visitado por personas de todo el mundo

Editorial Telediario Nacional /

El máximo representante del género regional mexicano José Alfredo Jiménez sigue presente en el corazón de los mexicanos, sobre todo en el corazón de su “pueblo adorado”, Dolores Hidalgo, donde a la fecha lo recuerdan con mucho cariño e incluso en dicho lugar se puede encontrar la casa museo de José Alfredo Jiménez y la tumba del mismo.

José Alfredo Jiménez Sandoval es el máximo cantautor del género regional mexicano, conocido como el Rey, nació el 19 de enero de 1926 en Dolores Hidalgo, Guanajuato, lugar conocido como la Cuna de la Independencia Nacional, en este lugar, creció en una casa ubicada en el número 13 de la calle Guanajuato en la colonia centro, mismo lugar en donde comenzó a componer sus primeros escritos y cambiar la letra a las canciones de Cricri, como así lo asegura su nieto José Azanza.

En la casa Museo de José Alfredo Jiménez se encuentran algunos artículos originales de la infancia del cantautor, desde su triciclo, como algunos de sus escritos, incluso letras del compositor en una servilleta.

“Él desde chiquito le cambiaba la letra a las canciones de Cricri, su padre era músico, lo que le ayudaba a cambiar las letras de las canciones”, comentó el nieto del Cantautor, quien ahora es el director de la casa Museo de José Alfredo Jiménez, mismo que fue el hogar donde creció el máximo representante del género regional mexicano.

Creció en Dolores Hidalgo, pero vino para él y su familia un momento crítico que cambió por completo su vida, pues su padre falleció cuando él era muy pequeño, por lo que su familia tuvo que irse a vivir a la Ciudad de México, teniendo sólo 12 años. 

La muerte de su padre lo inspiró para expresar sus emociones

Estando en la Ciudad de México y con la herida de haber perdido a su padre, comenzó a escribir canciones, algunas inspiradas en su dolor por perder a su figura paterna.

Fue un golpe muy fuerte para él, el haber perdido a su padre fue algo que le cambió la vida y que le sirvió de inspiración para escribir sus letras”, comentó José Azanza.

Con el talento de escribir canciones, la falta de saber tocar un instrumento no le impidió componer sonido a sus letras, pues él silbaba el tono de las canciones como lo quería.

En la Ciudad de México se comenzó a desarrollar en dos aspectos, tanto en la música, como en el fútbol, incluso llegó a compartir cancha con “nada más y nada menos que Antonio “La Tota Carbajal”, quienes fortalecieron una buena amistad”, así lo aseguró el nieto de José Alfredo.

Con el paso de los años su talento fue descubierto en la capital y de inmediato su éxito fue creciendo, a tal grado de romper récord en las listas de popularidad e incluso de él mismo, ya que sus canciones se iban desfasando en la lista de popularidad en radio.

Llegaron proyectos innumerables para el cantautor, sin embargo, José Alfredo no perdía el suelo, pues su nieto asegura que todo el tiempo visitaba su pueblo adorado, convivía con ellos, les llevaba obsequios y jugaba al fútbol.

Además de visitar constantemente las cantinas del pueblo y darle trabajo a la gente del mismo en sus fiestas, desde contratar a mariachis, hasta cantantes que amenizaran las reuniones familiares en Dolores, “nunca dejó el pueblo, siempre fue sencillo y no despegaba los pies del suelo”, aseguró su nieto. 

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Bohemio en el Amor

Parte de las inspiraciones de José Alfredo Jiménez en sus letras, siempre fue el amor a las mujeres, en especial a su esposa Paloma Gálvez, con quien tuvo dos hijos, a José Alfredo y a Paloma Jiménez, la última administra ahora el museo donde se exhiben los recuerdos de su padre.

Grandes canciones fueron inspiradas por su amor a las mujeres, tales como Paloma Querida, Ella, Si nos dejan, entre otras, “Siempre fue un bohemio del amor, en aquel entonces su esposa Paloma siempre fue su esposa, como se acostumbraba en aquella época y también llegó a tener otras mujeres”.

En el museo de José Alfredo Jiménez, se pueden observar algunas cartas y telegramas que el cantante le dedicaba a su esposa, con mensajes de que la extrañaba y que siempre la pensaba.

El cantautor también tuvo otros 4 hijos más, en su relación con Mary Medel, a los cuales nombraron Guadalupe, José Antonio, Martha y José Alfredo, este último quiso seguir los pasos de su padre y escribir canciones también.

Además sostuvo una relación con la cantante Lucha Villa, quien llegó a participar en películas con “el Rey” en el cine mexicano.

Amaba siempre a México

Además de inspirarse en las mujeres, José Alfredo siempre le cantó a su país y portaba con orgullo sus trajes de charro, como vestimenta diaria, “no sólo para salir en los programas, esa era su indumentaria de todos los días”, recalcó José Azanza.

En el museo se puede apreciar el último traje de charro que utilizó, así como que utilizó en su última aparición en Siempre en Domingo, además de otras prendas que eran favoritas del autor y que eran confeccionadas con grandes detalles que representaran a México en cada concierto.

Todas las canciones del compositor fueron dedicadas a México, excepto una, la cual dedico al país de Colombia y la cual fue entregada la hoja con el puño y letra de José Alfredo Jiménez a dicho país, por los hijos del cantautor.

Por lo que el museo recibe miles de visitas, no sólo de mexicanos, sino también de extranjeros, en especial de los colombianos que llegan al lugar a venerar al hombre que les dejo una canción.

Vienen personas de todas partes del mundo, de Europa, de Centro América, de China y es sorprendente que cuando vienen cantan sus canciones, demostrando que la música de José Alfredo es universal”, comentó José. 

Llega la hora de partir

A José Alfredo Jiménez le diagnosticaron cirrosis hepática, derivado de su estilo de vida como bohemio de la música, por lo que sus últimos años de vida, trato de disfrutarlos y de seguir siendo el mismo.

Su nieto aseguró que el cantante dejó de beber y cambió sus hábitos por un tiempo luego de enterarse de su condición de salud, sin embargo, sus días no estaban siendo agradables para “el Rey”, por lo que visitó al doctor y consultó sus años de vida en caso de seguir con sus nuevos hábitos, a lo que el doctor le dijo que le calculaba 10 años y le dijo que cuántos años viviría en el caso de no seguirlos, a lo que el médico le respondió que 8 años.

“Entonces José Alfredo decidió seguir con sus hábitos anteriores, ya que le dijo al médico que no se sentía el mismo, incluso había dejado de escribir igual”.

Sin embargo, la muerte llegaría más rápido para el cantante, pues dos años después debido a dicha enfermedad, falleció el 23 de noviembre de 1973 en la Ciudad de México, a los 47 años.

Su regreso a Dolores

Luego de la partida de “el Rey”, su cuerpo fue llevado a Dolores Hidalgo, su pueblo adorado, donde la gente lo recibió con gran caravana y cargando su cuerpo hasta la casa del cantante, para después ser enterrado en el panteón de Dolores, con una solicitud particular , que su lápida fuera de mezquite, con la frase “La vida no vale nada”, tiempo después la gente solicitó que se le hiciera una lápida digna a tan gran artista, a lo que se mandó realizar una lápida de concreto, con la misma frase.

Pese a la acción anterior, los ciudadanos exigieron algo mejor, por lo que se le construyó una tumba con mayores detalles en dicho panteón, donde se tiene un Sombrero en el comienzo de la misma y un zarape que rodea toda la tumba, donde en cada color se tiene el nombre de sus canciones.

Hasta la fecha, existe un Festival Internacional de José Alfredo Jiménez, mismo que se celebra a finales de noviembre, en donde se integran diversas actividades que involucran la carrera del cantante en la industria, además de iniciar dicha festividad en el Panteón de Dolores, con mariachi y fiesta, a las afueras del lugar.

En dicho evento, han participado grandes figuras de la música, como Aida Cuevas, Alex Lora, entre otros.

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