Submarinos, los nuevos 'Uber' del narco
Caro Quintero purgó una condena de 40 años, pero en 2013 un tribunal concluyó que había sido preso indebidamente; Estados Unidos reitera que quiere detenerlo porque encabeza una organización para traficar droga hacia su país.
MÉXICO.- El narcotráfico ha encontrado nuevas maneras de contrabandear drogas, principalmente cocaína, desde el sur de América a través de submarinos de fabricación casera que son rentados al mejor postor como si se trataran de simples taxis de aplicación.
En Colombia, autoridades de ese país desmantelaron apenas el mes pasado a una organización dedicada a la fabricación de submarinos eléctricos de manera rudimentaria, que luego rentaban a los cárteles mexicanos para llevar la droga a través de la ruta de Centroamérica y México.
“Esta subcontratación supone la reducción de costos para los traficantes de droga, quienes no tienen que concentrarse de toda la logística para el envío de cocaína, sino sólo coordinar con eslabones más pequeños”, sostiene la fundación InSight Crime en un análisis al respecto.
En aquella ocasión, una operación conjunta entre las fuerzas federales colombianas y la Administración para el Control de Drogas, (DEA, por sus siglas en inglés) permitió la captura de once presuntos integrantes de una organización que ponía al servicio de los cárteles estas naves.
De acuerdo con lo informado por la fiscalía de Colombia, los submarinos fueron construidos en la ciudad de Cali, donde entre los detenidos a principios de noviembre estuvo un cabecilla de la organización, conocido como Pinzón.
Pinzón supuestamente dirigía todas las actividades de construcción de los submarinos de renta, y dado su accionar delictivo alcanzado en el mundo criminal, era contactado por estructuras de narcotráfico en México para rentar los artefactos navales. Incluso tras ser decomisados, no es raro encontrar que algunos de estos submarinos transportan cargamentos de cocaína que pertenecen a más de un cártel distinto, confirmó en agosto pasado el almirante Hernando Mattos, comandante de la Fuerza Contra el Narcotráfico Poseidón.
“No es difícil encontrar que en un semisumergible vaya la droga de dos o tres redes que se unen para el envío y cubrir los costos de estas embarcaciones, que pueden estar sobre el millón de dólares”, declaró Mattos al diario El Tiempo.
Las autoridades colombianas estiman que entre 2019 y 2020 se han incautado más de 40 de estos taxis submarinos, entre aguas internacionales y costas de aquel país, que son rentados al narcotráfico para mover toneladas de cocaína sin ser detectados, reduciendo así los riesgos y los costos de perder el preciado cargamento.
Por lo general, son fabricados con un blindaje metálico que recubre la parte superior de la nave, además de que utilizan tecnología que les permite evadir los sensores infrarrojos de las distintas policías antinarcóticos de todo el continente en su camino hacia Estados Unidos.
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