No vayan solos y si pueden no vayan: advertencia a quienes buscan a personas desaparecidas
El pasado 24 de septiembre, familias que integran el colectivo A tu Encuentro hallaron varias bolsas negras de plástico, con restos de cuerpos humanos, enterradas y ocultas entre lo tupido de la maleza, en unas fosas de Irapuato.
IRAPUATO.- La advertencia era la misma con cada persona con la que hablábamos, no importaba si era la autoridad o las familias que buscan a sus desaparecidos: no vayan solos; si pueden, no vayan y si van, que no sea ni muy temprano ni muy tarde.
El objetivo era ir al cementerio clandestino donde, el pasado 24 de septiembre, familias que integran el colectivo A tu Encuentro hallaron varias bolsas negras de plástico, con restos de cuerpos humanos, enterradas y ocultas entre lo tupido de la maleza.
Las familias obtuvieron información de que debían buscar en el cerro aledaño a la presa del Conejo en el libramiento Irapuato- León. Por la mañana, con el apoyo de la 12 Región Militar de Irapuato, arribamos hasta las brechas por las que se accede al cementerio clandestino.
El vehículo Tida en el que llegamos al sitio no era el adecuado para subir por el camino de terracería del monte, por lo que nos sumamos a los elementos del Ejército que iban en la batea de una camioneta.
Avanzamos entre los campos unos minutos hasta que nos topamos con un paso a desnivel que pasa por debajo de la carretera, donde miles de personas circulan todos los días sin imaginar que, a unos metros, los cárteles se deshacen de los cuerpos de sus víctimas.
Al entrar al paso a desnivel nos encontramos con un estrecho camino entre dos montes, que nos hacía sentir como en una ratonera.
De pronto, el vehículo se frenó cuando el oficial al volante notó que habían bloqueado el paso con dos rocas enormes.
Mientras el camarógrafo Hugo Armando López grababa el momento en el que tres soldados unían sus fuerzas para mover las piedras, los demás mirábamos hacia el túnel y vigilábamos que no apareciera nadie apuntándonos desde los montes.
No es la primera vez que esto ocurre. “Nos han levantado bardas de metro y medio”, refiere Héctor Díaz Ezquerra, Comisionado Estatal De Búsqueda.
Ya para entonces habíamos visto por primera vez a un motociclista que, al parecer, vigilaba el cementerio clandestino.
Después aparecería otras veces rondándonos. En las faldas del monte encontramos una a una las fosas en donde días antes los familiares de desaparecidos, la Comisión Estatal de Búsqueda y la Fiscalía del Estado, habían encontrado restos mutilados de hombres y mujeres.
“Se encontraron bolsas negras con cabezas; otra bolsa traía un torso y un cráneo; otra bolsa era de puros brazos y piernas; otra bolsa traía costillas y lumbares, es decir segmentan a las personas”, relata José Gutiérrez Cruz, representante del Colectivo A tu Encuentro, quien junto con esposas, madres e hijas de desaparecidos pasan en cada búsqueda por la tensión de toparse con miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación o de Santa Rosa de Lima que se disputan la entidad.
“A nadie le gusta que estemos haciendo esto y nos da miedo la reacción que puedan tomar contra nosotras, pero nos da más miedo no encontrar a nuestros familiares”, dice la hija de un desaparecido, quien participó en las diligencias de la presa del Conejo.
La Fiscalía del Estado informó que los restos humanos pertenecen a 15 cuerpos, pero al recorrer las ocho fosas aún está presente un olor penetrante a cuerpo en descomposición, lo que hace suponer que no han localizado a todas las personas que fueron enterradas ahí.
A pesar de los cubrebocas el aroma se queda impregnado, con una trayectoria que va desde la nariz hasta la frente y genera una picazón en la garganta que perdura por unas horas a pesar de estar lejos del sitio.
A una semana de los hallazgos aún pueden verse restos de lo que pareciera cabello humano, la suela de un zapato de mujer, las bolsas de cal que utilizaron para rociar los cuerpos y varias cobijas.
Además, los criminales ya tenían cavadas otras dos fosas para enterrar más cuerpos. Los peritos de la Fiscalía del Estado marcaron con unas pequeñas banderas amarillas los sitios que llamaron pozos de sondeo.
En el número dos aún puede verse el pico roto que utilizaron para abrir la tierra. Guanajuato es uno de los estados más rezagados en la búsqueda de desaparecidos. Hace apenas tres meses que se creó una comisión para atender a los familiares.
Hoy, el gobierno acepta que hay más de 2 mil desaparecidos en la entidad, pero la Comisión de Búsqueda está conformada por nueve personas con solo 5 millones de pesos de presupuesto.
“Ha sido una Comisión que se ha presentado con una gran disposición para salir a buscar, pero sí hace falta una capacidad técnica para recoger información y empezar a poner orden en el tema de las personas desaparecidas”, asegura Gutiérrez Cruz.
A pesar del rezago y del peligro, los familiares de desaparecidos cada día luchan por recorrer el estado hasta encontrar a sus seres queridos.
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IRAPUATO.- La advertencia era la misma con cada persona con la que hablábamos, no importaba si era la autoridad o las familias que buscan a sus desaparecidos: no vayan solos; si pueden, no vayan y si van, que no sea ni muy temprano ni muy tarde.
El objetivo era ir al cementerio clandestino donde, el pasado 24 de septiembre, familias que integran el colectivo A tu Encuentro hallaron varias bolsas negras de plástico, con restos de cuerpos humanos, enterradas y ocultas entre lo tupido de la maleza.
Las familias obtuvieron información de que debían buscar en el cerro aledaño a la presa del Conejo en el libramiento Irapuato- León. Por la mañana, con el apoyo de la 12 Región Militar de Irapuato, arribamos hasta las brechas por las que se accede al cementerio clandestino.
El vehículo Tida en el que llegamos al sitio no era el adecuado para subir por el camino de terracería del monte, por lo que nos sumamos a los elementos del Ejército que iban en la batea de una camioneta.
Avanzamos entre los campos unos minutos hasta que nos topamos con un paso a desnivel que pasa por debajo de la carretera, donde miles de personas circulan todos los días sin imaginar que, a unos metros, los cárteles se deshacen de los cuerpos de sus víctimas.
Al entrar al paso a desnivel nos encontramos con un estrecho camino entre dos montes, que nos hacía sentir como en una ratonera.
De pronto, el vehículo se frenó cuando el oficial al volante notó que habían bloqueado el paso con dos rocas enormes.
Mientras el camarógrafo Hugo Armando López grababa el momento en el que tres soldados unían sus fuerzas para mover las piedras, los demás mirábamos hacia el túnel y vigilábamos que no apareciera nadie apuntándonos desde los montes.
No es la primera vez que esto ocurre. “Nos han levantado bardas de metro y medio”, refiere Héctor Díaz Ezquerra, Comisionado Estatal De Búsqueda.
Ya para entonces habíamos visto por primera vez a un motociclista que, al parecer, vigilaba el cementerio clandestino.
Después aparecería otras veces rondándonos. En las faldas del monte encontramos una a una las fosas en donde días antes los familiares de desaparecidos, la Comisión Estatal de Búsqueda y la Fiscalía del Estado, habían encontrado restos mutilados de hombres y mujeres.
“Se encontraron bolsas negras con cabezas; otra bolsa traía un torso y un cráneo; otra bolsa era de puros brazos y piernas; otra bolsa traía costillas y lumbares, es decir segmentan a las personas”, relata José Gutiérrez Cruz, representante del Colectivo A tu Encuentro, quien junto con esposas, madres e hijas de desaparecidos pasan en cada búsqueda por la tensión de toparse con miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación o de Santa Rosa de Lima que se disputan la entidad.
“A nadie le gusta que estemos haciendo esto y nos da miedo la reacción que puedan tomar contra nosotras, pero nos da más miedo no encontrar a nuestros familiares”, dice la hija de un desaparecido, quien participó en las diligencias de la presa del Conejo.
La Fiscalía del Estado informó que los restos humanos pertenecen a 15 cuerpos, pero al recorrer las ocho fosas aún está presente un olor penetrante a cuerpo en descomposición, lo que hace suponer que no han localizado a todas las personas que fueron enterradas ahí.
A pesar de los cubrebocas el aroma se queda impregnado, con una trayectoria que va desde la nariz hasta la frente y genera una picazón en la garganta que perdura por unas horas a pesar de estar lejos del sitio.
A una semana de los hallazgos aún pueden verse restos de lo que pareciera cabello humano, la suela de un zapato de mujer, las bolsas de cal que utilizaron para rociar los cuerpos y varias cobijas.
Además, los criminales ya tenían cavadas otras dos fosas para enterrar más cuerpos. Los peritos de la Fiscalía del Estado marcaron con unas pequeñas banderas amarillas los sitios que llamaron pozos de sondeo.
En el número dos aún puede verse el pico roto que utilizaron para abrir la tierra. Guanajuato es uno de los estados más rezagados en la búsqueda de desaparecidos. Hace apenas tres meses que se creó una comisión para atender a los familiares.
Hoy, el gobierno acepta que hay más de 2 mil desaparecidos en la entidad, pero la Comisión de Búsqueda está conformada por nueve personas con solo 5 millones de pesos de presupuesto.
“Ha sido una Comisión que se ha presentado con una gran disposición para salir a buscar, pero sí hace falta una capacidad técnica para recoger información y empezar a poner orden en el tema de las personas desaparecidas”, asegura Gutiérrez Cruz.
A pesar del rezago y del peligro, los familiares de desaparecidos cada día luchan por recorrer el estado hasta encontrar a sus seres queridos.
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