Poblado en Michoacán sufre hasta 4 ataques diarios del crimen con drones
Los pobladores cuentan que en los ejidos de Apatzingán se registran hasta cuatro ataques al día.
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'Los Viagras' aterrorizan Michoacán con ataques de drones. | César Cabrera
Destino: El Guayabo, un ejido al noroeste de Apatzingán, el corazón de Los Viagras, el grupo criminal que asola a Michoacán. Objetivo: entrevistar a los pobladores sobre los drones que todos los días sobrevuelan por las comunidades y las bombardean.
Existen dos rutas para llegar al ejido, oficialmente de nombre Cuauhtémoc Cárdenas, pero conocido por El Guayabo. La primera ruta cruza las comunidades bombardeadas.
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Por la segunda nadie viaja, pues desde que a Los Viagras se les ocurrió soltar bombas desde drones, los habitantes fueron desplazados y hoy en esa zona impera el abandono.
Tomamos la primera. Así es como pasamos por la comunidad de Lomas de Los Hoyos, donde los robos y los retenes están normalizados. Al igual que en Puerta de Alambre, Las Becerras, El Capire y en El Alcalde, los siguientes ejidos por atravesar, muchas viviendas en Lomas de los Hoyos han sido bombardeadas.
Pareciera que los pocos pobladores que caminan por las calles de terracería nos están observando, pero no: están mirando hacia la osamenta de un camión que tiene poco de haber sido incendiado en la orilla de la carretera.
Uno de los pobladores nos da un tip que ponemos en marcha: tomar un camino alterno. “Nosotros nos vamos para El Guayabo por otro lado porque ahorita hay mucho retén de Los Viagras y te quitan el carro. Si les gustan tus zapatos, te los quitan; lo mismo el celular y la cartera. Se están metiendo a las casas a robar”.
El Guayabo es un caluroso ejido que le hace honor a la región caliente michoacana. En la entrada, cerca de un árbol, se encuentran los restos de un artefacto explosivo.
Desconfían pobladores
Sus pobladores son desconfiados y no es para menos: esta mañana les cayeron tres bombas: una en el patio de una casa que colinda con una capilla; otra, la que estamos viendo cerca del árbol; y una más cayó en una ranchería. Por fortuna, siguen sin reportarse víctimas desde que comenzaron los ataques.
Los pobladores acceden a platicar bajo el techumbre de una escuela primaria. “De un mes para acá, en el ejido han caído como unas treinta bombas”, cuenta uno. “En la escuela ya han caído como seis”, dice otro y señala hacia arriba, hacia la cubierta, para que veamos los dos agujeros. “Las otras cuatro cayeron en los salones, donde se queda la gente a dormir”.
Poco a poco los pobladores agarran confianza y cuentan más. “Todas las casas por la calle principal están droneadas, todo el rancho está droneado”, denuncia uno. “Hace como dos días, aquí enfrente, cayó una bomba en una casa de gente que se fue de aquí antes, por miedo”, dice otro.
“Una de las tres bombas que cayeron en la mañana le hizo un agujerón al patio de la casa”, platica un tercero que nos lleva a ver la propiedad. El hueco entre la tierra se aprecia a medio patio, junto a pedazos de la bomba. La explosión tiró una lámina.
Para los pobladores, Los Viagra son los responsables de causar terror. “La neta todos sabemos que el problema aquí son Los Viagra”, cuenta uno y agrega: “Toda la gente sabe que los dronazos vienen de allá, de Los Charcos, de El Capire, todos sabemos eso, hasta gente del gobierno lo sabe. Y tan lo sabe que los de la Guardia Nacional también tiene sus drones acá; según que están investigando”.
Reciben hasta 4 ataques diarios
Por lo que cuentan los pobladores, son hasta cuatro los ataques aéreos que se registran al día en la zona.
—¿Y cómo es vivir bajo esta situación? —se le pregunta a uno de los pobladores.
"Es difícil, es una impotencia la que se vive. Nada más te pegan, te pegan y tú no puedes defenderte de los dronazos ni de los robos. Hemos aprendido a vivir con miedo".
—¿Y por qué los bombardean?
"Porque los Viagras nos quieren desplazar para quedarse con nuestras tierras. Ese es su juego".
En El Guayabo se vive la misma situación que los ejidos anteriores: no sólo se han intensificado los bombardeos. También los ataques vía terrestre han crecido.
Por ello, los pobladores han tenido que habilitar caminos alternos. Caminos que nos recomiendan tomar para regresar, pues por la ruta que pretendemos manejar, “pusieron una bomba y cualquiera que pase va a volar en pedazos”.
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