No es el delito, es el género

El domingo 29 de diciembre, Lupe hacía garnachas como de costumbre en su local de la capital de Veracruz: vende antojitos cocinados en aceite: Tacos, sopes, quesadillas.

En la fonda se encontraba Jazmín comiendo y al momento de pedir la cuenta, requirió que separaran los cargos porque cada persona que la acompañaba pagaría su consumo, Lupe, junto con las otras cocineras se negaron, tenían gente y eso les quitaría tiempo, Jazmín no aceptó del todo la negativa y ahí comenzó todo. Jazmín se acercó con las cocineras para reclamarles, situación que de inmediato comenzó a tornarse incómoda.

Al paso de los minutos y con los ánimos ya muy caldeados, Jazmín creyó buena idea vengarse de Lupe vaciándole en el cuerpo la cazuela con aceite hirviendo; por fortuna la cocinera solamente recibió heridas en brazos y piernas y a pesar de que sigue siendo atendida médicamente, Lupe se encuentra a salvo.

Jazmín fue detenida dos días después en Veracruz luego de haber estado prófuga de la justicia desde el domingo, cuando ocurrió la agresión por la que era buscada. 

Trascendió el jueves justamente, que la mujer fue vinculada a proceso y un juez le impuso un año de prisión preventiva por lesiones dolosas calificadas, un año, me pregunto otra vez 

¿Qué ocurriría si esta escena hubiera tenido el mismo argumento, pero con distintos protagonistas? Lupe frente a la cazuela, pero en lugar de Jazmín, un hombre, quien sea, el que sea.

La situación evidentemente tomaría otra senda, las condenas en redes sociales hubieran sido otras, el tiempo de respuesta de las autoridades evidentemente sería menor y la pena impuesta por el sistema de justicia mexicano tendría otras repercusiones, severas, pero un año, por qué ahora mismo las penalidades también tienen perspectiva de género, qué Jazmín no intentó provocarle un daño severo a Lupe, por qué el Juez determinó un año y no tres o cinco. 

No sé exactamente cómo estamos actuando, todos: Sociedad, medios de comunicación y sobre todo las autoridades, seguramente con miedo ante los inminentes ataques y comentarios de los movimientos radicalmente feministas, pero con qué perspectiva debemos abordar este caso donde la víctima es mujer y la agresora también, y lo más importante es el criterio que están empleando los sistemas de impartición de justicia de nuestro país para imponer sanciones sin distingo de género.