El año en el que destaparon a Catalina Creel a la Presidencia
En 1987, en Neza apareció la leyenda "Catalina Creel para Presidente"; México atravesaba años difíciles y las autoridades eran incapaces de brindar respuesta, la Creel era capaz de todo.
En 1987, en Neza apareció una pinta enorme en una barda que decía "Catalina Creel para Presidente".
En televisión abierta se transmitían los episodios finales de Cuna de Lobos, que logró una audiencia récord para una telenovela mexicana, y que convirtió a la actriz María Rubio, la villana del melodrama, en un vehículo que permitió a los mexicanos enfrentar la crisis de ese tiempo.
El episodio fue reseñado por los periodistas Claudia Fernández y Andrew Paxman en El Tigre: Emilio Azcárraga y su imperio Televisa (Grijalbo, 2013), quienes explican la forma en la que la matriarca de una decadente familia millonaria se convirtió, a los ojos de la audiencia, en un personaje que no se dejaba vencer por el destino ni por los poderes invisibles... a diferencia de sus gobernantes.
"Lo que hizo popular a Cuna de Lobos fue el momento", explicaron los periodistas.
A finales de 1986, México atravesaba el cuarto año de una dura recesión; un año antes el temblor había destruido parte de la capital y la respuesta del gobierno fue desoladora y lenta; en Chihuahua, el PRI "cometió un fraude descarado" y la baja en los precios mundiales del petróleo profundizarían la crisis por varios años...
Las autoridades eran incapaces de hacer frente a las vicisitudes; en contraste, Catalina Creel era una mujer capaz de tomar al toro por los cuernos y de hacer que otros se rindieran a su voluntad, incluso si en el camino tenía que eliminarlos.
"El personaje de la Rubio fue la encarnación máxima del escape y de la satisfacción de los deseos y encerraba asimismo la ira colectiva del pueblo mexicano", explican los comunicadores en la biografía de El Tigre que no sólo da cuenta de la trayectoria del empresario, sino que explica la historia del país a partir de la relación de los medios de comunicación con el poder.
El libro describe la irrupción del melodrama, escrito por Carlos Olmos y producido por Carlos Téllez, como el mayor suceso en la televisión mexicana durante 1986 y 1987.
Cuna de Lobos comenzó por mostrar la lucha de una mujer por rescatar a su hijo de las garras de una familia decadente que, con tal de garantizar su herencia, se deshizo de todas las personas que se interpusieron en su camino, incluido el esposo, el joyero, un policía y otros miembros de la familia.
María Rubio se coronó como una villana famosa y se rodeó de los mejores actores y talentos de la empresa: Gonzalo Vega, Diana Bracho, Alejandro Camacho y Rebecca Jones.
A las 21:00 horas, la gente sintonizaba sus aparatos para conocer la siguiente atrocidad de la Creel, pero con algunos toques de humor; por ejemplo, el parche en el ojo (que al final nos dimos cuenta que nunca perdió) siempre combinaba con el resto de su atuendo.
"El primer golpe de mi vida y toda la amargura de mi vida vino de ti. Jamás perdiste el ojo. Disfrazaste con mil colores lo más negro de tu alma; me llenaste de culpa y de remordimiento para quebrar mi hombría. ¿Qué sigue ahora mamita? Respóndeme, ¿qué es lo que sigue ahora?", le reprochó Gonzalo Vega en el episodio en el que nos enteramos que nunca perdió el ojo...
La villana desarrollaba maneras ingeniosas de acabar con sus enemigos: en una ocasión empujó a un policía a una alberca y luego le arrojó una podadora eléctrica para que muriera electrocutado; en otro momento, irrumpió en el departamento de una mujer que escuchaba su walkman a todo volumen y la ahorcó con el cable de los audífonos...
A pesar de sus maldades, Catalina Creel logró conectar con el pueblo: (...) fue una manera, aunque imprevista, como Televisa permitió a los mexicanos enfrentar la crisis (...) María Rubio ayudó al populacho a entender los tiempos más oscuros de la crisis".
María Rubio, la inolvidable Catalina Creel, murió hoy a los 83 años.
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