Una noche sinfónica VIP en el Castillo de Chapultepec
Visitar el histórico palacio que corona el bosque de Chapultepec para escuchar Carmina Burana es una experiencia incomparable que no ocurre todos los días.
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El Castillo de Chapultepec tiene un hechizo de cuento de hadas: de día es uno y de noche otro. Completamente otro. Llego al bosque cerca de las siete de la noche, invitado a “vivir una experiencia VIP” que incluye un conciertoen el corazón del castillo. La obra elegida es la siempre exitosa Carmina Burana, esta vez en versión de la Orquesta Ensamble Música y Cultura, dirigida por Arturo Quezadas.
Primera parada: un coctel instalado en medio de extensas áreas verdes y un desfile estático de árboles. Los últimos minutos de luz se terminan al mismo tiempo que mi copa de vino.
Pronto llegan los transportes que nos subirán —a mí y al resto de los invitados— hasta el recinto que fuera residencia presidencial de Miguel Miramón durante la Guerra de Reforma y el hogar que atestiguó las dichas y desgracias de Maximiliano y Carlota en la segunda mitad del siglo XIX.
De noche, favorecido por la solemnidad de la iluminación, el castillo se alza imponente, sobrio. Al estar ahí es inevitable pensar que se camina sobre el mismo suelo que alguna vez recorrieron Madero, Carranza y Obregón.
Adentro ya nos aguarda el Salón de Actos, con sus muros y columnas dispuestos a recibir las vibraciones monumentales de la música de Carl Orff.
Nos sentamos. Esperamos con la melodía del famosísimo "O Fortuna"sonándonos ya en la cabeza. Primero salen los percusionistas, luego se instalan las cuerdas, los alientos, los metales. Aparece el Coro Memorias del Viento, los solistas y, finalmente, el director. Alza la batuta en la mano derecha y un resonante golpe de orquesta llena el espacio.
La cercanía con los músicos es brutal. Estoy sentado en la tercera fila y aún alcanzo escuchar sus respiraciones, el ruido de los arcos sobre las cuerdas, los cambios de página y el esporádico comentario —casi secreto— entre colegas. Aproximadamente una hora después, el público estalla en aplausos.
Última parada: una breve convivencia con el director y —¿por qué no?— un poco más de alcohol, al filo de los ventanales de los Jardines del Alcázar, con una inmejorable panorámica nocturna de la Ciudad de México.
*Carmina Burana en conierto desde el Castillo de Chapultepec es una de las experiencias VIP diseñadas por Club Premiere y American Express para sus socios.
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