“Quería cavar con mis propias manos”: el dolor de Martha buscando a su hijo Carlos René en Teuchitlán
Martha quiere reunirse con autoridades de Jalisco para que le permitan revisar los objetos hallados en Teuchitlán.
El tiempo no borra la ausencia ni mitiga la incertidumbre. Han pasado casi seis años desde que Carlos René Rojas Domínguez desapareció en Guadalajara, y su madre, Martha Domínguez, sigue buscándolo.
Ahora, el reciente hallazgo del rancho Izaguirre, un campo de exterminio criminal en Teuchitlán, Jalisco, ha reavivado sus peores temores: que su hijo sea una de las muchas víctimas que jamás volvieron a casa.
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¿Cómo fue la desaparición de Carlos René?
Carlos René tenía 36 años cuando emprendió su último viaje. Originario de Tepatlaxco de Hidalgo, Puebla, se dedicaba a la venta de huaraches artesanales, un negocio que lo llevaba a recorrer distintos estados del país. En noviembre de 2019, salió de Tepic, Nayarit, con destino a Puebla. Su madre recuerda el último mensaje que recibió de él: “Ya voy en camino”. Pero nunca llegó.
Al no tener noticias suyas, Martha comenzó una búsqueda desesperada. Acudió a la terminal de autobuses de Puebla con la esperanza de encontrarlo. Fue entonces cuando le confirmaron que Carlos sí había abordado el autobús en Tepic, pero por razones desconocidas, se bajó en Guadalajara y pasó dos noches en la terminal de autobuses coordinados. A partir de ahí, su paradero se convirtió en un misterio.
“Desde ese momento, mi vida se convirtió en una búsqueda constante. Fui a Guadalajara, pregunté en hospitales, en estaciones de policía, en albergues, en cualquier sitio donde pudiera encontrar una pista. Pero nadie sabía nada. Era como si se lo hubiera tragado la tierra”, relata Martha.
¿Cómo vivió Martha el hallazgo en el rancho de Teuchitlán?
El pasado 5 de marzo, el Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco descubrió un sitio de exterminio en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán. Desde entonces, las autoridades han recuperado más de mil 300 indicios, incluyendo restos humanos, objetos personales y fragmentos de ropa. La noticia estremeció a cientos de familias con desaparecidos, entre ellas la de Martha Domínguez. Cuando se enteró del hallazgo, sintió que el aire se le iba.
“Quería correr hasta allá, cavar con mis propias manos, buscar algo que me dijera si Carlos estuvo ahí. Es una mezcla de sentimientos. Quiero encontrarlo, pero al mismo tiempo temo lo que pueda descubrir”, confiesa.

El hallazgo en Teuchitlán ha sido descrito como uno de los más atroces en la historia de México. Las primeras investigaciones apuntan a que el lugar era utilizado por el crimen organizado para la desaparición forzada y la eliminación de cuerpos. Los peritos han encontrado indicios de incineración masiva, lo que sugiere que muchas de las víctimas pudieron haber sido reducidas a cenizas.
“Es espantoso pensar que pudieron hacerle eso a mi hijo, pero también es aterrador no saber nada. Vivir con esta incertidumbre es un castigo diario”, expresó Martha.
¿Qué continúa en la búsqueda de Martha de su hijo Carlos René?
Martha forma parte del Colectivo Voz de los Desaparecidos, una organización que agrupa a familiares de personas desaparecidas en Puebla. Durante años ha participado en marchas, ha acudido a reuniones con autoridades y ha pegado carteles con el rostro de Carlos en cada rincón donde su historia pueda ser escuchada.
Ahora, está preparando un nuevo viaje a Guadalajara. Quiere reunirse con las autoridades de Jalisco para pedir que le permitan revisar los objetos hallados en Teuchitlán.
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“Tal vez haya algo suyo entre las pertenencias encontradas, algún indicio que me ayude a saber qué pasó con él”, explica.
La incertidumbre es un peso que ha aprendido a cargar, pero el dolor de no saber es una herida que no cicatriza.
“Al menos quiero la verdad. Si mi hijo ya no está, quiero llevarlo a casa. Quiero que tenga un lugar digno donde descansar”, declara.
Mientras tanto, la crisis de desapariciones en Jalisco sigue creciendo. La historia de Carlos René Rojas es solo una entre miles. Y aunque los años sigan pasando, su madre no está dispuesta a rendirse. Porque la lucha de las madres buscadoras no termina hasta encontrar a los suyos, sin importar cuánto tiempo pase o cuán dolorosa sea la verdad que las espera al final del camino.
AM
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