Así luce Francia ante el cierre de cafés y restaurantes por el coronavirus
Los cafés y restaurantes han sido un componente esencial de la vida social de este país.
PARÍS. — Quietud total. Nadie sentado en cafés y restaurantes. La decisión del gobierno de Francia de cerrar esos locales para evitar la propagación del coronavirus es como un golpe bajo a todo un estilo de vida, a la misma identidad de los franceses.
París es “como un caballo sin jinete”, dijo Mohamed Fatnassi, el gerente del turno nocturno del famoso bar y restaurante parisino Closerie des Lilas.
Los negocios como este de la Ribera Izquierda del río Sena están vacíos desde que se impartió la orden.
“Esta es una institución. Todo el mundo viene aquí”, dijo Fatnassi. Agregó que el restaurante sirvió a Ernest Hemingway, Pablo Picasso y al propio Vladimir Lenin, quien vivió exiliado en un vecindario cercano.
Los cafés y restaurantes han sido un componente esencial de la vida social de Francia desde que se abrió el primer café en el siglo 17 en París. En las localidades pequeñas los cafés son el único sitio de encuentros sociales. Son tan básicos para la cohesión social que el gobierno francés lanzó un plan para garantizar su supervivencia.
Hoy los cafés están todos cerrados, con sillas apiladas, sin turistas ni vecinos que comentan lo que pasa. Apenas anunciada la medida, en el histórico café y restaurant Dome se colocó un cartel pegado con una cinta adhesiva en la puerta: “Cierre excepcional debido al COVID-19”.
Algunos restaurantes están autorizados a ofrecer comida para llevar. Pero reina la calma incluso en Montparnasse y otros destinos turísticos.
“Es muy raro. No esperaba esto”, dijo el turista portugués Artur Rodríguez, de 57 años, que se aloja en un hotel vecino. “No sabemos qué hacer”, agregó, acotando que también los museos están cerrados.
El gobierno dispuso el cierre de cafés, restaurantes y otros sitios de reuniones públicas la semana pasada, luego de constatar que la cantidad de infectados se había duplicado en tres días.
El primer ministro Edouard Philippe dijo que tomó esa medida porque la gente no estaba respetando la recomendación de mantener al menos un metro de distancia de los demás, sobre todo en los cafés.
Francia tiene casi 20.000 casos de coronavirus y 860 muertes por la enfermedad.
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PARÍS. — Quietud total. Nadie sentado en cafés y restaurantes. La decisión del gobierno de Francia de cerrar esos locales para evitar la propagación del coronavirus es como un golpe bajo a todo un estilo de vida, a la misma identidad de los franceses.
París es “como un caballo sin jinete”, dijo Mohamed Fatnassi, el gerente del turno nocturno del famoso bar y restaurante parisino Closerie des Lilas.
Los negocios como este de la Ribera Izquierda del río Sena están vacíos desde que se impartió la orden.
“Esta es una institución. Todo el mundo viene aquí”, dijo Fatnassi. Agregó que el restaurante sirvió a Ernest Hemingway, Pablo Picasso y al propio Vladimir Lenin, quien vivió exiliado en un vecindario cercano.
Los cafés y restaurantes han sido un componente esencial de la vida social de Francia desde que se abrió el primer café en el siglo 17 en París. En las localidades pequeñas los cafés son el único sitio de encuentros sociales. Son tan básicos para la cohesión social que el gobierno francés lanzó un plan para garantizar su supervivencia.
Hoy los cafés están todos cerrados, con sillas apiladas, sin turistas ni vecinos que comentan lo que pasa. Apenas anunciada la medida, en el histórico café y restaurant Dome se colocó un cartel pegado con una cinta adhesiva en la puerta: “Cierre excepcional debido al COVID-19”.
Algunos restaurantes están autorizados a ofrecer comida para llevar. Pero reina la calma incluso en Montparnasse y otros destinos turísticos.
“Es muy raro. No esperaba esto”, dijo el turista portugués Artur Rodríguez, de 57 años, que se aloja en un hotel vecino. “No sabemos qué hacer”, agregó, acotando que también los museos están cerrados.
El gobierno dispuso el cierre de cafés, restaurantes y otros sitios de reuniones públicas la semana pasada, luego de constatar que la cantidad de infectados se había duplicado en tres días.
El primer ministro Edouard Philippe dijo que tomó esa medida porque la gente no estaba respetando la recomendación de mantener al menos un metro de distancia de los demás, sobre todo en los cafés.
Francia tiene casi 20.000 casos de coronavirus y 860 muertes por la enfermedad.
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