La imborrable marca que dejó el coronavirus en una enfermera  

MONTERREY. - Depresión, ansiedad, marcas en el rostro y un sinfín de sentimientos encontrados, es lo que ha dejado el primer año de la pandemia de Covid-19 en la enfermera Blanca Laura García, quien, desde hace 12 meses, ha dedicado días y noches a atender a pacientes con esta enfermedad.

Comenzaba el mes de marzo del año pasado, la palabra coronavirus cada vez se volvía más frecuente en el área de Enfermería del Hospital Clínica Nova.  

La llegada del virus a Nuevo León era inminente, y fue ella, quien presenció una de las primeras hospitalizaciones a causa de esta enfermedad.

Portar este traje por seis, ocho o hasta 10 horas continuas, es sinónimo de dolor, pero por salvar la vida de sus pacientes, lo toleraba.

Aunque la enfermería es su gran pasión, no escondió que sentía molestia al ver que una parte de la sociedad, no acataba las medidas de prevención para evitar contagios.

El último año no ha sido nada fácil para la Blanca Laura García, pero relata que, por fortuna, cuenta con el apoyo incondicional de su esposo y sus tres hijos, quienes le levanta el ánimo y la impulsan a seguir en esta batalla, en la que salvar vidas, es la prioridad.

Hoy en día, a un año del comienzo de la pandemia, el temor ya no es el mismo, debido a que ella y sus compañeros han aprendido a lidiar con este enemigo invisible.Además de la confianza que ha adquirido en estos meses, la enfermera Blanca Laura cuenta con un escudo protector en su organismo, y es que hace un par de semanas, recibió la segunda dosis de la vacuna anticovid.

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