Pandillas de Estados Unidos, los “cárteles” que el gobierno no puede controlar; hay unas 33 mil activas
Algunas pandillas de Estados Unidos ya son tan grandes e influyentes que tienen contacto directo con los cárteles mexicanos, de Jalisco o Sinaloa.
Un hombre con rastas guarda un polvo blanco en una bolsa transparente. El hombre, miembro de una violenta pandilla de Sacramento, California, estaba siendo vigilado por la agencia antidrogas estadunidense en una operación que reveló cómo estas bandas locales se encargan de distribuir drogas como fentanilo y metanfetamina por las calles de Estados Unidos; uno de los eslabones aparentemente invisible para el presidente Donald Trump, quien señala a México, China y Canadá como los causantes de la crisis de salud por drogas que vive su país.
“Algunas pandillas y traficantes independientes son tan prolíficos que han establecido un contacto directo con los vendedores al por mayor de los cárteles de Sinaloa y de Jalisco, y han escalado de vendedores de calle a proveedores a nivel regional”, asegura la Administración para el Control de Drogas (DEA), en su análisis de 2024 sobre el narcotráfico. Según el FBI, en su informe más reciente, "unas 33 mil violentas pandillas callejeras, pandillas de motociclistas y pandillas de prisión están criminalmente activas en Estados Unidos actualmente".
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Lo que no se detalla es que esas pandillas son mayormente operadas y conformadas por ciudadanos estadunidenses, como el caso de Oak Park Bloods, una organización de Sacramento con la capacidad de vender miles de pastillas de fentanilo en una sola entrega.
El 28 de enero de este año, la fiscalía estadunidense acusó a seis personas, todos ciudadanos estadunidenses con antecedentes penales en ese país, de haber participado en una conspiración para distribuir fentanilo y metanfetamina bajo la protección del nombre de la pandilla. Además, se descubrió que operaban un pequeño mercado negro de pistolas.
La DEA y la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) lograron insertar a un informante confidencial dentro de la pandilla, una de las más viejas del barrio Oak Park, el cual realizó al menos 21 compras controladas de droga y de armas de fuego; evidencia con la que después se construyó el caso.
Todo comenzó en la Oficina de Libertad Condicional del condado de Sacramento, California. La fuente confidencial de las autoridades conoció a Delvonta Fields, quien le ofreció mariguana y el contacto de un vendedor de los OPB. Entonces, agentes decidieron comenzar una investigación a través de compras controladas realizadas por la fuente, quien siempre fue acompañada y vigilada durante las compras.
Primero la citaron en un motel, donde Fields le vendió .7 gramos de fentanilo en polvo. Después comenzaron a realizar compras más grandes en una casa rentada, ubicada en la cuarta avenida de Sacramento. Le decían the spot, o el punto. En ese lugar, la fuente adquirió cinco gramos de fentanilo en polvo
“Tras esa compra inicial, la fuente confidencial obtuvo acceso a los asociados de Fields, incluyendo a John Parker y Verónica Brooks, y eventualmente a Kevin Parker, Xavier Surita, Devon Nelson, Raymundo Escobar y Marcelino Escobar”, se detalla en la acusación, donde se enumera a los miembros del ala de la pandilla dedicada al narcomenudeo.
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Fue en esa misma residencia donde la fuente conoció a John Parker, alias Ghost un líder de los Oak Park Bloods, dedicado a la venta de fentanilo en polvo. La DEA tiene fotos de él manipulando varias bolsas de fentanilo en polvo. Después, conoció a Kevin Parker, hermano de John, KP, y también vendedor de drogas. “tengo todo tipo de mierda”, dijo Kevin en una conversación grabada por la DEA. Ambos vendieron varias bolsas de fentanilo el polvo al infiltrado de las autoridades. Poco después, Xavier Surita fue identificado como uno de los principales proveedores de drogas.
En junio de 2024, Delvonta Fields y Devon Nelson condujeron la mayor venta registrada durante el operativo. 4 mil pastillas de fentanilo negociadas en un estacionamiento de una gasolinera. Días después, el 20 de julio de 2024, Fields murió en un tiroteo, pero eso no afectó el negocio. La fuente adquirió casi 900 gramos de metanfetamina de Verónica Brooks.
El asesinato de Fields fue solo un botón de muestra de la violencia que las pandillas llevan en la sangre. Menos de dos meses despupes, el 7 de septiembre de 2024, John Parker Junior, hijo de Ghost, fue asesinado, de acuerdo con fuentes policiales, por una venganza relacionada con pandillas. Un hombre llamado Trevon Armstrong es sospechoso de la agresión.
La ATF también consiguió determinar que la pandilla traficaba con armas ilegales. La fuente confidencial consiguió una pistola y un rifle AR15 en una reunión con Kevin Parker y Raymundo Escobar, quien después fue identificado como proveedor de armas y drogas.
El hermano de Raymundo, Marcelino, también vendió algunas armas cortas durante compras controladas. "Cuando se trata de venta de drogas, los pandilleros usan armas de fuego para obligar a que se pague por las drogas, evitar robos a sus proveedores de drogas y como ‘credo callejero’, además de usarlas para cometer robos, asaltos, homicidios y robos de auto”, asegura la DEA.
De los acusados, quienes ya son buscados por las autoridades, Kevin Parker y Raymundo Escobar ya se encuentran detenidos. Verónica Brooks y Devon Nelson fueron liberados bajo fianza, en prisión domiciliaria y bajo condiciones especiales.
KT
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